MANUEL ESCRIBANO CORTA LA PRIMERA OREJA DE SAN MATEO

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Ayer comenzó la feria taurina de San Mateo, que otorgó a Manuel Escribano la primera oreja del cartel

Por Jesús RUBIO

Regresaba la ganadería de Victorino Martín a Logroño tras su triunfo el pasado año en este mismo coso. Juan Bautista fue testigo aquella tarde de 2017. A él le tocó el mejor toro, al que incluso se le llegó a pedir el indulto. Ayer volvía con los de Victorino y la historia fue diferente. La gloria de aquel día se tiñó de sangre tras ser cogido por el cuarto toro. El toro de su despedida de Logroño, ya que hace pocos días anunció que colgaba el vestido de luces. Bien armando de pitones y con brío salió ese cuarto, un animal serio y con movilidad, aunque falto de fuerza. Embestía rebrincado en la muleta de Bautista, cabeceando en los finales de cada muletazo. Los fue hilvananando por ambos pitones, pero le faltaba transmisión al de Victorino. Le prendió en el toreo al natural, pero volvió a la cara del toro. Volvió a intentarlo, pero la cosa ya no fluyó, y tras una estocada precedida de un pinchazo saludó ovación. “Bodegón” fue el toro encargado de inaugurar la feria taurina de San Mateo. Un noblete pero complicado astado, que fue orientándose a medida que avanzaba la lidia. La faena de Bautista fueron todo probaturas, no pasó de ahí. Fue un toro incierto que perdió las manos en varias ocasiones y fue imposible hacerle faena.

Más abierto de cara saltó al ruedo el segundo, ovacionado de salida. Se lució Chicharito en varas tras una buena pelea en el caballo. Escribano cuajó después un buen tercio de banderillas. El de Victorino embistió brusco al principio. Era encastado. Se retorcía en los tobillos de Escribano, que planteó una faena principalmente por derecho. Ahí había mayor calidad en el trazo. Transmitía el animal, aunque sin llegar a humillar del todo. Por el izquierdo se colaba, era más protestón. Se perfiló en la suerte suprema y mató de una estocada entera tras un pinchazo. Los pañuelos afloraron pero la petición no resultó mayoritaria. Todo se quedó en saludos desde el tercio. Más feote fue el quinto, al que le costó un mundo tomar el capote. Dijo que no, y fue que no, hasta que entró al caballo y salió como alma que lleva el diablo. Derribó al picador. Un manicomio parecía la plaza pidiendo su devolución. Bien Escribano con el capote, lidiando al toro hasta que al fin consiguió meterlo en vereda. Era todo un misterio, embestía por bajo y con calidad. Había toro. Y además supo aprovecharlo. Cumbre por el pitón derecho. Dormida la embestida por momentos. Un mundo le costaba tomar los vuelos, pero los tomaba, que ya era mucho pedir viendo como había empezado la cosa. Y además al ralentí. Profundidad en el trazo, a pesar de que le faltaba un tranco. Pero se entendieron y tirando y tirando hilvanó varias tandas con la diestra. Una estocada algo tendida, de efecto rápido, desató la pañolada que atendió el presidente y concedió una oreja.

Joselito se las vio con un tercero que nunca se empleó. Embistió sin clase, con sosería. La faena nunca cogió vuelo, a pesar de que lo intentó por ambos pitones. Imponente fue el sexto, de bonita estampa. Se lució en banderillas Fernando Sánchez. Después, en la muleta, no hubo entendimiento entre el mexicano y el Victorino y la cosa no fluyó. Tras un trasteo sin transmisión mató de una estocada tras un pinchazo.

LA FICHA
Plaza de La Ribera (Logroño). 1ª de feria. Se lidiaron toros de Victorino Martín. Bien presentados aunque desiguales de hechuras y comportamiento. Destacó el segundo. Más de un tercio de entrada.
Juan Bautista, de grosella y oro, seis pinchazos, descabello (pitos); estocada algo caída (ovación).
Manuel Escribano, de nazareno y oro, pinchazo, estocada desprendida (saludos tras leve petición); estocada corta tendida (oreja).
Joselito Adame, de catafalco y plata, estocada que hace guardia (silencio); pinchazo, estocada (palmas).